Cuando hablamos de “dirección estratégica”, estamos hablando de
definiciones de “alto nivel” que nos plantean los objetivos y metas que
deseamos alcanzar en nuestra actividad.
En muchas ocasiones por ser elementos de alto nivel, se quedan sólo en
la definición y no son traspasados en forma práctica a nuestras actividades del
día a día, quedando como enunciados ideales que se colocan en algún cuadro
colgado de un muro a la entrada de nuestra oficina. Pero lo cierto es que el manejo y aplicación
operativos de estos enunciados nos pueden ayudar en forma gravitante al
cumplimiento de nuestros objetivos. Para
colocar este concepto dentro de contexto, podemos decir que la dirección estratégica
es aquella gestión del ámbito general, que nos permite definir conceptos
fundamentales en pos de alcanzar los objetivos de largo plazo que planteemos
para nuestra organización. La
bibliografía es variada al respecto, pero podemos decir que la dirección
estratégica de cualquier emprendimiento requiere de la definición de los
elementos que permitan el enfoque de los esfuerzos; en nuestro caso,
consideraremos que los elementos principales de la dirección estratégicas serán:
la Visión, la Misión y las Estrategias.
La Visión comprenderá la determinación del ideal que esperamos
alcanzar, es el sueño que deseamos se cumpla en el largo plazo con el
desarrollo de nuestra actividad. La
visión está definida en términos amplios de tal forma de no limitar nuestro
sueño. Para la materialización de
nuestro sueño requeriremos de la definición de metas u objetivos intermedios
tendientes a cumplir con nuestra visión, a estas metas y objetivos intermedios
los denominaremos Misión. De esta forma,
nuestra Misión serán nuestros objetivos y metas de mediano plazo, que apuntarán
hacia el logro de la visión. La misión
serán objetivos concretos, medibles y en la medida que los vayamos cumpliendo,
los renovaremos en forma continua siguiendo la dirección que nos fija la
visión. Pero para el cumplimiento de
estos objetivos concretos requeriremos de la implementación de pasos
específicos tendientes a su materialización, a estos pasos les denominaremos
estrategias, que corresponderán a la definición de objetivos medibles de corto
plazo. La pregunta natural será, cómo
hacemos para que estos conceptos se materialicen en nuestras actividades del
día a día, cómo hacemos para que el trabajador que está en un frente de
producción efectivamente contribuya a nuestra visión... y es en este punto en donde entran los
proyectos y la Gestión de Proyectos, como una de las tantas alternativas de
implementación de actividades concretas a desarrollar dentro de nuestra
empresa.
Entonces para colocar la gestión de proyectos dentro del contexto de
la dirección estratégica que estamos revisando, vamos seguir con el desarrollo
del concepto que traíamos de las definiciones de los elementos de alto nivel y
continuaremos hasta llegar a las actividades del día a día. Para ello nos apoyaremos en la Gestión de
Proyectos que nos propone el Project Management Institute (PMI)®, a través de
su estándar de la Guía de los Fundamentos para la Dirección de Proyectos, conocido
como Guía del PMBOK®, por sus siglas en inglés.
Entonces podemos decir que la Gestión de Proyectos, según se describe en
el PMBOK® será una de las estrategias que podremos implementar en nuestra
organización, la incorporación de este sistema de gestión nos permitirá definir
metas concretas de corto plazo para las diferentes áreas de gestión del
conocimiento que se plantean el PMBOK®, convirtiendo de esta forma a los planes
que debemos desarrollar para su implementación en las tácticas y procesos
específicos que guiarán nuestras actividades del día a día enfocadas en la
definición de nuestra visión de empresa.
Sólo nos falta un elemento para dar forma definitiva esta vía para la materialización
de nuestras aspiraciones y se refiera a la incorporación del sistema valórico y
de principios sobre el cual fundaremos nuestras actividades, y esto se refiere
a la definición de las políticas de empresa que plasmarán en forma explícita la
manera y conceptos específicos sobre los cuales desarrollaremos nuestras actividades.
Podemos resumir la estructura planteada según lo siguiente:
1.
Visión. Definición del sueño que perseguimos en
nuestro negocio, definición amplia respecto de nuestra meta del largo plazo.
2.
Misión. Definición de metas específicas y concretas
tendientes al cumplimiento de nuestra visión.
Se renuevan y aumentan su nivel de exigencia en la medida que alcanzamos
los objetivos definidos para períodos dentro del mediano plazo.
3.
Estrategias. Pasos y medidas concretas para cumplir
nuestras metas definidas en la misión.
En el desarrollo de nuestra empresa utilizaremos proyectos como parte de
nuestra planificación estratégica, por tanto parte de esta estrategia se
complementará con la implementación de un sistema de gestión que optimice
nuestros proyectos. Esto será la
implementación de la gestión de proyectos según el PMBOK®. Plantearemos metas concretas para cada una de
las áreas de conocimiento de la dirección de proyectos enfocadas en la misión.
4.
Planes y
procedimientos. Para el cumplimiento de
nuestra estrategia, implementaremos tácticas específicas que serán los planes,
procesos y procedimientos para realizar nuestras actividades en el día a día; enfocados,
a través de la definición e implementación coherente de la estructura descrita,
en el cumplimiento de nuestra visión como objetivo del largo plazo.
El sistema descrito,
podría representar una herramienta poderosa para cumplir con nuestra visión de
empresa o negocio, en el largo plazo y en una forma concreta, medible,
perfectamente aplicable y al alcance de todos quienes colaboran con nuestro
ideal.
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